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EL POLLO EN LA COCINA
Cuando las proteínas de la carne se someten a la acción del calor, pierden su estructura original y sufren ciertos cambios, entre ellos la coagulación de las proteínas de la fibra muscular. Las carnes bien cocinadas presentan siempre una mayor rigidez que las crudas o poco hechas; no se han identificado suficientemente las temperaturas asociadas a las distintas fases de este endurecimiento, pero ciertos trabajos parecen indicar que éste no ocurre por debajo de aproximadamente los 65°C; a partir de esta temperatura, las carnes aumentan de rigidez y por lo tanto parecen menos tiernas.Al aumentar el tiempo y la temperatura de calentamiento, disminuye la proporción de sustancias solubles de la carne; estos cambios se han medido determinando la capacidad de retención de agua de la carne y se ha visto que las temperaturas culinarias altas reducen su poder de retención. Por otra parte, cuando el colágeno del tejido conectivo se calienta, sufre ciertos cambios físicos que dan lugar a un aumento de su solubilidad.
Lo primero que se observa al calentar el colágeno es un acortamiento de sus fibras, que se reducen a la tercera parte de la longitud original a temperaturas tan bajas como los 56° C. Este cambio denominado merma o encogimiento del colágeno, se acompaña de un aumento de su solubilidad. Si posteriormente se calienta durante bastante tiempo en presencia de agua, se hidrata y se desintegra más, transformándose en gelatina. Por lo tanto, el colágeno se ablanda al calentarlo, aumentando su capacidad de retención de agua.
Al calentar la carne tienen lugar otras muchas modificaciones: por ejemplo, se liberan ciertos componentes volátiles que contribuyen al gusto y el aroma característicos de la carne cocida.
El calor ocasiona tanto el ablandamiento como el endurecimiento; en general los cambios inducidos en las proteínas por el calor, que se traducen en coagulación y endurecimiento, disminuyen su blandura; y por el contrario, los que dan lugar a una mayor solubilización, la aumentan. Concretamente, las proteínas del tejido muscular reaccionan frente al calor con endurecimiento, mientras que las del colágeno del tejido conectivo se degradan y ablandan al calentarse.
El asado con calor seco es muy apropiado para la carne tierna (pollos); sin embargo, durante el asado, el corte debe estar protegido por una capa externa de grasa para prevenir las pérdidas excesivas de humedad; de aquí el efecto protector de los depósitos grasos subcutáneos. Si la pieza es grande (pollos gigantes, pavos, etc.), pueden utilizarse temperaturas de horno relativamente bajas (120°C) durante un largo período de tiempo; de esta forma se previenen las pérdidas excesivas de humedad.
1. Se sujeta la piel del pescuezo y aletas con el cordel.
2. Se da la vuelta al pollo y se empujan las dos patas.
3. Con la aguja enhebrada se atraviesan los muslos y el cuerpo.
4. Finalmente, se atan los extremos de las patas, con un nudo.
1. Se efectúa una Incisión profunda a todo lo largo del espinazo.
2. Con el filo del cuchillo se extraen los huesos de los muslos.
3. Se separa luego la carne que se halla adherida a las costillas.
4. Se rellena el ave que ya está listo para el cocinado.
Lo primero que se observa al calentar el colágeno es un acortamiento de sus fibras, que se reducen a la tercera parte de la longitud original a temperaturas tan bajas como los 56° C. Este cambio denominado merma o encogimiento del colágeno, se acompaña de un aumento de su solubilidad. Si posteriormente se calienta durante bastante tiempo en presencia de agua, se hidrata y se desintegra más, transformándose en gelatina. Por lo tanto, el colágeno se ablanda al calentarlo, aumentando su capacidad de retención de agua.
Al calentar la carne tienen lugar otras muchas modificaciones: por ejemplo, se liberan ciertos componentes volátiles que contribuyen al gusto y el aroma característicos de la carne cocida.
El calor ocasiona tanto el ablandamiento como el endurecimiento; en general los cambios inducidos en las proteínas por el calor, que se traducen en coagulación y endurecimiento, disminuyen su blandura; y por el contrario, los que dan lugar a una mayor solubilización, la aumentan. Concretamente, las proteínas del tejido muscular reaccionan frente al calor con endurecimiento, mientras que las del colágeno del tejido conectivo se degradan y ablandan al calentarse.
El asado con calor seco es muy apropiado para la carne tierna (pollos); sin embargo, durante el asado, el corte debe estar protegido por una capa externa de grasa para prevenir las pérdidas excesivas de humedad; de aquí el efecto protector de los depósitos grasos subcutáneos. Si la pieza es grande (pollos gigantes, pavos, etc.), pueden utilizarse temperaturas de horno relativamente bajas (120°C) durante un largo período de tiempo; de esta forma se previenen las pérdidas excesivas de humedad.
ATADO
1. Se sujeta la piel del pescuezo y aletas con el cordel.
2. Se da la vuelta al pollo y se empujan las dos patas.
3. Con la aguja enhebrada se atraviesan los muslos y el cuerpo.
4. Finalmente, se atan los extremos de las patas, con un nudo.
DESHUESADO
1. Se efectúa una Incisión profunda a todo lo largo del espinazo.
2. Con el filo del cuchillo se extraen los huesos de los muslos.
3. Se separa luego la carne que se halla adherida a las costillas.
4. Se rellena el ave que ya está listo para el cocinado.