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LAS VERDURAS Y LA SALUD
Al tratarse de alimentos compuestos mayoritariamente por agua, su contenido en proteínas, grasas e hidratos de carbono es muy pequeño. Por el contrario, son ricas en fibra, sales y minerales y vitaminas A, B y C, y poseen compuestos orgánicos muy interesantes como ácido mánico, cítrico y oxálico. Como sabemos, su aporte clórico es ínfimo. Por todas estas razones, ofrecen la gran ventaja de requerir un proceso digestivo muy sencillo, que da comienzo ya en los primeros tramos del aparato digestivo, donde diversas enzimas desdoblan los principios inmediatos para liberar agua. Los hidratos de carbono son reducidos a glucosa, y éstas, junto con las proteínas, pasan directamente al torrente sanguíneo. Sólo la fibra queda sin metabolizar y ejerce una beneficiosa acción al aumentar el volumen de las heces.
Este tipo de alimentos son de segundo orden durante la infancia y la juventud, ya que en estas etapas de la vida lo que se necesita es un elevado aporte de materiales plásticos, es decir, proteínas. No obstante, en la edad adulta resultan un buen complemento de alimentos más calóricos. Pero cuando realmente adquieren su mayor importancia es durante la vejez, ya que entonces las necesidades energéticas son mínimas y, en cambio, las dificultades digestivas y el estreñimiento suelen aumentar.
Por otra parte, la composición y propiedades de estos alimentos los hacen indicados para el tratamiento de distintos problemas metabólicos. Así, en la obesidad resultan insustituibles, pues a su escaso aporte calórico unen su gran poder de saciedad. También están indicados en afecciones como la gota y la hiperlipemia. Igualmente resultan recomendables en los embarazos cuando existen problemas de sobrepeso, y en la diabetes.
Este tipo de alimentos son de segundo orden durante la infancia y la juventud, ya que en estas etapas de la vida lo que se necesita es un elevado aporte de materiales plásticos, es decir, proteínas. No obstante, en la edad adulta resultan un buen complemento de alimentos más calóricos. Pero cuando realmente adquieren su mayor importancia es durante la vejez, ya que entonces las necesidades energéticas son mínimas y, en cambio, las dificultades digestivas y el estreñimiento suelen aumentar.
Por otra parte, la composición y propiedades de estos alimentos los hacen indicados para el tratamiento de distintos problemas metabólicos. Así, en la obesidad resultan insustituibles, pues a su escaso aporte calórico unen su gran poder de saciedad. También están indicados en afecciones como la gota y la hiperlipemia. Igualmente resultan recomendables en los embarazos cuando existen problemas de sobrepeso, y en la diabetes.