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CONSERVACION DE LA FRUTA
EL MERCADO Y CONSERVACION
Las frutas se presentan en el mercado a granel, en cajas de madera y de cartón, en las que están en contacto unas con otras (caso de cerezas, fresas, ciruelas de pequeño tamaño, manzanas, etc.), a partir de cuyos envases se suministra al consumidor la cantidad solicitada. También pueden encontrarse en bolsas de malla de plástico de un peso determinado (1, 2, 5, 10 y 15 kilogramos como tamaños más frecuentes), que permiten ver el contenido al mismo tiempo que se facilita la aireación de los frutos a través del tejido.
En determinadas ocasiones, la fruta viene distribuida en cajas de cartón que disponen de una serie de láminas con huecos de un diámetro ligeramente mayor que el de la fruta que han de contener, con lo que ésta aparece dispuesta en capas, pero de forma tal que no están en contacto unas piezas con otras. Este tipo de envase es el más utilizado para frutas de tamaño relativamente grande y cuyo deterioro más fácil se debe a golpes o traumatismos.
Cómo distinguir la fruta fresca
Debido a los cambios sufridos durante el almacenamiento y al tiempo transcurrido desde el momento de su recolección, es fácil distinguir la fruta fresca de la que no lo es. La que ya está pasada o a punto de pasarse presenta una piel menos brillante, a veces con manchas más o menos grandes; su aroma es poco penetrante o ha desaparecido por completo; la piel se encuentra blanda y rugosa y con mucha frecuencia la pulpa ofrece un sabor que algunos han definido como "a viejo" o a "medicina" y una textura farinosa y con escaso jugo. Todo lo contrario, obviamente sucede con la fruta fresca.
Normas para una correcta conservación en el hogar
Hay que considerar las frutas como alimentos perecederos, porque una vez recolectados del árbol no suelen permanecer en óptimas condiciones durante mucho tiempo. El periodo de conservación específico para cada fruta y la forma de realizarla varía con las distintas especies.
La mejor forma de mantener la fruta madura en buen estado hasta el momento de consumirla cruda o de someterla a un proceso culinario para postre, es colocarla en el refrigerador o en una despensa muy fría, porque a temperatura ambiente no se conservaría más de una semana. Con los plátanos es necesario hacer una excepción, pues si los introducimos en el refrigerador, tomarán un color negruzco en poco tiempo.
Cuando hemos adquirido en el mercado la fruta no habiendo llegado todavía a su completa maduración, lo más conveniente será colocarla en un lugar oscuro y a una temperatura aproximadada a los 20 grados. Los plátanos, aguacates y chiromoyas madurarán antes si los introducimos en bolsas de papel. Y no hay que olvidar tampoco que existen frutas que, si se han arrancado del árbol antes de hallarse maduras, ya no podrán madurar; es el caso de la piña, los cítricos y los melocotones.
Las frutas de pequeño tamaño y blandas, del tipo de las fresas o frambuesas, se pudren con mucha facilidad, por lo que deberán con servarse en el congelador y consumirse dentro de las 36 horas siguientes a su adquisición. La forma de colocarlas dentro del refrigerador es depositarlas en una bandeja y formando una sola capa, para evitar así que se cubran de moho.