1. El lechón, para que esté en su punto, deberá tener un mes escaso.
2. Escaldar el lechón y rasparlo con un cuchillo para que quede blanco y sin pelos.
3. Practicarle una pequeña incisión en el vientre y extraerle los intestinos.
4. Lavarlo bien, por dentro y por fuera y secarlo con un paño.
5. Untarlo con la manteca y salarlo. Se puede asar al espetón o al horno.
6. Mezclar el aceite y el zumo de limón y rociar con ello de vez en cuando el lechón, para que quede dorado y crujiente. Se sirve entero.