1. En un recipiente hondo, disponer la mitad de la harina y mezclarla bien con la mantequilla, ablandada cerca del fuego, hasta obtener una masa.
2. Separar la yema de la clara de huevo.
3. Disponer la masa sobre la mesa y aplanarla con la ayuda de un rodillo. Luego colocar la masa sobre una servilleta y enrollarla, dejándola reposar, así envuelta, en un sitio fresco.
4. Mezclar el resto de la harina con la yema de huevo, el anís, una pizca de sal y tres cucharadas de agua fría.
5. Amasar la mezcla anterior golpeando la masa y espolvorear de vez en cuando con un poco de harina.
6. Aplanar esta masa con el rodillo, dándole forma alargada. Luego colocarle encima la primera masa. Unir ambas masas, enrollarlas y estirarlas unas tres veces más.
7. Cortar esta masa en tiras y unir los extremos hasta obtener unas rosquillas.
8. Cocer las rosquillas sobre placas y a horno moderado. Cuando estén doradas, retirarlas y bañarlas en almíbar, espolvoreándolas con el azúcar glas.